viernes, 15 de marzo de 2013

París-BCN [Incorregible - Relato]

Sí, ya lo sé, aún no he colgado la foto del reto semanal de estas dos últimas semanas. Soy una mala persona OTL Pero es que he estado bastante ocupada y, de hecho, ¡el finde pasado ni si quiera estuve en casa! ヽ(☆△☆ )ノ (fui secuestrada por Kayima~♥). Como punto a favor diré que le hicimos una pequeña sesión a Namie, estrenando su chaqueta nueva~ (Síii, ¡ya ha llegado!). Y también me acaba de llegar, justo hoy la he recogido de hecho, la cabecita de Hinata.
...
Sí.
He comprado una cabeza.
...
¿No lo había dicho?
Ja, ja..."
Bueno, mejor lo cuento todo en la entrada de la llegada x_D teehee~

Volviendo al tema en cuestión de la entrada. He empezado a escribir parte de la historia de Shawn, partiendo ahora no de París, como estoy haciendo en el cómic de Incorregible, sino empezando desde la "2º parte", cuando Nicho ya se ha ido. La razón es que no ando muy inspirada en la 1º parte, pero sí un poco más en la 2º, así que estoy vomitando todo lo que me permite la poca creatividad que tengo últimamente. ¡Hay que aprovechar cada momento que te da la musa!

Para quién le interese, dejo aquí lo que llevo escrito~ Eso sí, ¡tan sólo es un borrador!  (≧3≦)ノ

Su ropa todavía olía a ella y, aún así, percibía su marcha como algo lejano. 'Ahora somos libre, Jones. ¿Entiendes lo que significa? Libertad', fueron las últimas palabras de Nicho. Aún resonaban en su cabeza, como un eco; libertad... LIBERTAD. Y, sin embargo, Shawn Jones tan sólo era capaz de sentir la soledad, el abandono.

La calma y la paciencia hacía tiempo que habían dejado de estar entre sus cualidades. Incapaz de seguir el camino que ella había emprendido, pero aún con la energía insuflada por su último aliento en forma de un simple beso, decidió tomar su propio camino.

Antes de que ni él mismo fuera consciente de qué pretendía hacer, ya había reunido el poco dinero del que disponía y preparado la maleta, bajo la desconcertada mirada de su padre. No obstante, Summerset Jones no se atrevió a contradecir a su hijo en ningún momento. Estaba muy preocupado por él, temía que aquello fuera uno de sus desatinados arrebatos, pero en el fondo comprendía su decisión. Si él mismo pudiera escapar de aquel lugar, dejar aquella casa, dejar todo lo acontecido atrás, de cualquier manera... Realmente a veces hasta él se lo había planteado, pero no tenía la fuerza suficiente como para dar la espalda a tantos recuerdos. Es por ello que tomó los escasos ahorros que tenía y, con todo el dolor de su corazón, se despidió de su hijo, rezando interiormente, incluso a pesar de no ser creyente, que su pequeño Shawn pudiera encontrar por fin la felicidad allá a donde se dirigiera.

La relación con su padre nunca había sido especialmente cariñosa y aquella casa se había convertido casi en una cárcel para él. Aún así, marcharse de allí tan sólo le fue posible gracias a su irremediable obstinación. Una vez que una idea entraba en su cabeza, difícilmente podía dejarla pasar. En éste caso, su objetivo era ahora encontrar a una persona en concreto: Carla Ponce.

En algunas de sus muchas y largas charlas, Nicho le había mencionado aquel nombre; Carla Ponce, la mujer que le había ayudado a volver a amar la vida, aún a pesar de su destino. Y fue parte de esa enseñanza, de esa energía por vivir, la que Nicho había intentado transmitirle a Shawn. Pero su vacío interior era demasiado grande. Y ahora que Nicho no estaba, que su pilar de apoyo se había ido, ¿qué se suponía que debía hacer? En su interior, la pequeña llama de esperanza que Nicho había conseguido encender quería pensar que aquella mujer sería la llave a su salvación. Porque, ¿si no creía en ello, en qué iba a confiar? Así que, sin pensárselo dos veces, se lanzó en su búsqueda.

Nunca había viajado en avión. Enfrentarse a la terminal, aún con la ayuda de su padre, y soportar luego el viaje en aquellos pequeños asientos, completamente sitiado y rodeado de gente, fue tan sólo el primero de sus problemas.

La despedida no fue lo que se dice de película. Summerset y Shawn Jones se miraron durante un largo rato, hasta que ambos notaron como empezaba a resentírsele el cuello. Tras esto, Summerset se inclinó sobre él y le estrechó en un fuerte abrazo paternal que Shawn encontró extraño e incómodo, pero del que no mostró signos de querer desprenderse. Un intercambio de palmadas en la espalda y un “llámame” y su vida allí había concluido.

Para que el viaje le saliera más económico, primero cogió un avión París-Barcelona, para luego tomar otro hasta Sevilla. Estuvo tentado de quedarse en Barcelona unos días, pero no tenía mucho dinero y todo el tiempo que estuviera allí serían menos días que tendría en Sevilla para encontrar a Carla Ponce.

Una vez en la terminal de Barcelona, tuvo que esperar la partida del segundo avión. Cargar con la maleta, aún siendo tan sólo una, le resultó fatigoso y complicado. Sus dificultades eran realmente visibles, por lo que no tardó en llamar la atención de un joven que se acercó preguntándole si quería ayuda. Como si de un gatillo se tratara, aquello disparó la furia de Shawn en tan sólo un instante. Su reacción fue tal que seguramente aquel chaval no volvería a entablar conversación con nadie que estuviera sentado por un buen tiempo. Recogió su maleta del suelo -gracias a unas correas añadidas aún estaba cerrada a pesar del golpe-, se la echó sobre sus piernas y se dirigió, como pudo, a la cafetería. Necesitaba un té.